jueves, 19 de agosto de 2010

Magia negra











Quién: Lurrie Bell
Dónde: La Trastienda, Balcarce 460, Capital Federal
Cuándo: Jueves 12 de agosto
Por qué: Por el placer de tocar buen blues
Cómo: Excelente


Con un idioma o lenguaje como puede ser el inglés, probablemente pase que en nuestro país haya muchos expertos que lo hablen y lo escriban muy bien, pero lógicamente si traemos un británico o un norteamericano la diferencia sería notoria y por más buen manejo que tenga nuestro compatriota, el extranjero habla el idioma con todas las de la ley. Ocurre también esto en el lenguaje del blues; en Argentina tenemos muy buenos músicos del género, incluso entre ellos hay destacadísimos guitarristas, pero qué mejor que venga a mostrarlo alguien que nació en el lugar de los hechos, alguien que se embebió de ese lenguaje desde su nacimiento y que lo maneja con total eficacia. En otras palabras, qué mejor que un tipo como Lurrie Bell para entender de qué la va el blues.

Con Los Chevy Rockets como teloneros, en un set donde la banda de Floresta desplegó parte de su cosecha más blusera, Lurrie Bell se presentó junto a La Argentina Blues Band, un rejunte de músicos locales entre los que se destacó el guitarrista Max Valldeneu, quien se encuentra radicado en Chicago hace más de una década. Sin aviso, sin anestesia, cuando muchos todavía se estaban acomodando, de golpe se abrió el telón y comenzó a sonar un shuffle asesino que tenía a Lurrie Bell plantado en el medio del escenario con su Gibson 335 e infaltable saco y sombrero, disparando notas con su peculiar estilo filoso, incisivo, por momentos sutilmente desprolijo, por momentos calmo, pero siempre tajante, atacando las cuerdas con su incansable dedo pulgar, con la soltura y la seguridad de alguien que sabe lo que hace y sabe de dónde viene. No por nada Lurrie Bell nació en Chicago y tiene un árbol genealógico que ostenta en sus filas al legendario armoniquista Carey Bell, padre de Lurrie, fallecido hace tres años y que fue el principal mentor de enseñarle un oficio que a Lurrie le sale más que bien.

Hubo importantes invitados de la escena del blues local como el guitarrista Rafael Nasta -aplaudido fervorosamente luego de un incendiario solo-, el armoniquista Rubén Gaitán y el baterista Pato Raffo. Es la magia que tiene el blues de ser un lenguaje universal donde todos se entienden con una mirada o un gesto, donde músicos de distintas nacionalidades convergen en un mismo sentimiento donde no importa su lugar de nacimiento, ya que de eso se trata el blues.

Durante una hora y cuarenta de show hubo pocos pero extensos temas, todos ellos cargados del sentimiento de un tipo que despliega puro talento de sangre negra. Su presentación formó parte de una gira que incluyó distintas ciudades del país como La Plata, Rosario y La Pampa. La productora “Baires Blues” se está encargando de traer músicos internacionales en una especie de revival de lo que fueron las visitas bluseras de los años 90. Se está recuperando de a poco el espíritu que supo tener el blues hace muchos años en Argentina y eso, sin dudas, es motivo de celebración.

Fernando Piscitelli
Foto: Germán Alfaro

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