miércoles, 6 de mayo de 2009
El tornado de Texas
Desde que escuché en el año 2000 al guitarrista texano Stevie Ray Vaughan se convirtió en una adicción que se materializó en tener toda su discografìa completa en el rincón más preciado de mi habitación (el de los cd´s, por supuesto), posters, remeras varias y sobre todo en la pasión que llevo dentro por el violero que más me conmovió desde que lo escuché realizando sus proezas guitarrísticas.
El primer disco que tuve fue "Texas Flood", que fue su primer disco oficial, en 1983. Automáticamente me convirtí en un devoto fan y logró desplazar del podio a los guitarristas que yo conocía hasta el momento para instalarse de manera inamovible en el primer puesto de mi ranking. El rock and roll que abre el disco, "Love struck baby", hace movilizar el pie para no dejar de marcar el ritmo hasta el final, para que luego una catarata de rock & blues invada nuestros sentidos.
El blues que titula el disco, "Texas flood", fue catalogado por la leyenda John Lee Hooker, nada más ni nada menos, que como la mejor grabación de blues que jamás haya oído. Al escuchar este disco tocado en formato de trío y grabado en solamente dos días, uno tiene la sensación de hasta escuchar el zumbido del amplificador y de sentir el calor de la sala de ensayo, el humo del cigarrillo y toda esa atmósfera intimista que genera sobre todo "Lenny", esa pieza instrumental tan dulce y bella que Stevie le compuso a su mujer de entonces.
Vaughan homenajeó durante toda su carrera a sus ídolos del blues y en este disco le toca, con la versión de "Mary had a little lamb", a Buddy Guy, hombre con quien compartió escenario decenas de veces. En este álbum se encuentra uno de los mayores clásicos de Stevie, "Pride & Joy", un shuffle que pasó rápidamente a ser un número fijo en sus actuaciones en vivo.
Durante toda su carrera Stevie fue secundado por Double Trouble: Tommy Shannon en el bajo y Chris Layton en la batería. Luego se agregaría Reese Wynans en teclados en 1985, pero para "Texas Flood" Stevie Ray Vaughan fue secundado solamente por un bajo y una batería para desplegar incendiarios shows en vivo de blues eléctrico. Es prueba de esto la actuación que realizaron en El Mocambo en 1983, un club nocturno canadiense que se salvó raspando de no prenderse fuego por la pasión arrolladora desplegada por Stevie desde su guitarra. Era 1983 y estaba emergiendo un nuevo tornado en el blues. Un texano de sombrero y botas tejanas que irrumpió en escena para no irse jamás. Era Stevie Ray Vaughan. Era el tornado de Texas.
Fernando Piscitelli
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